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Víctor Emilio tiene 14 años y organiza el mundo de manera diferente a los demás. Él solo se sentía seguro junto a su madre y no toleraba que otros niños estuvieran en la casa, porque para él, jugar no parecía algo atractivo. Incluso, se le hacía difícil quedarse a solas con su padre. Pero hace un tiempo que asiste a una escuela especial, en donde identificar y expresar sus emociones es parte de las tareas diarias. Si se siente estresado porque las sensaciones son abrumadoras, puede elegir entre escuchar música, ir a la cama elástica o leer en privado por un momento, y así aprender a autorregularse. Todos los días, y sin que sea un castigo, le llega el turno de lavar los platos, primero lo hacía solamente en la escuela, ahora también lo hace en casa. Un gesto que alegra a cualquier madre en el mundo. Emilio ha dado pasos gigantes, porque ahora se siente feliz de compartir con otros niños y está preparado para divertirse jugando con ellos, pero no solo con niños, también puede pasar una tarde completa jugando con papá, quien por fin ha logrado acercarse a su hijo de manera cotidiana. Emilio es solo uno entre cada 68 niños que podrían padecer autismo, según Kareen Gudiel, presidenta de la Asociación Guatemalteca por el Autismo. “La detección y diagnóstico de esta condición de vida aún es difícil en el país, pues muchos especialistas confunden los síntomas y no siempre se emite un diagnóstico certero”, afirma Gudiel.
El autismo es un trastorno neurológico que dura toda la vida y afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Es un trastorno de espectro, porque diferentes personas pueden tener variedad de síntomas distintos, como problemas para hablar, y es posible que no te miren a los ojos cuando les hablas. Además, pueden tener intereses limitados y comportamientos repetitivos. Es posible que pasen mucho tiempo ordenando cosas o repitiendo una frase una y otra vez. Parecieran estar en su propio mundo.
“Todos los programas que se desarrollan en este campo buscan la integración, pero llegar a ese punto es diferente en cada caso”, afirma Gudiel, y comenta que hay muy pocos establecimientos educativos que saben cómo apoyar a estos chicos, y que la mayoría prefiere cerrarles sus puertas.
Esta situación fue la que, en parte, dio origen a la asociación en 2012, pues la indignación y la necesidad llevó a un grupo de madres a reunirse con profesionales para organizarse y dar tratamiento a sus hijos. Hoy, la asociación está en vías de expansión, con 12 profesionales y 26 niños en diversos programas. Pero también están moviéndose a los departamentos, para dar información a los padres que no han encontrado un grupo de apoyo ni una escuela para sus hijos.
El viernes 21 y sábado 22 de julio se llevará a cabo el V Congreso Internacional de Autismo en el Hospital Rodolfo Robles, Diagonal 21, 19-19, zona 11, Anillo Periférico, Ciudad de Guatemala. Además de esta actividad anual, también realizan charlas para padres, en las que les proporcionan herramientas para facilitar la convivencia en casa. Para más información, llama al 7937-0829 o visítalos en su sede en lote 6, manzana E, Las Hojarascas, zona 1 de Mixco.
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