Edgar Ogáldez es guatemalteco, padre de familia con una formación en medicina general y especialidad en oftalmología, que desde hace más de 8 años trabaja en Visualiza, pero con un recorrido mayor de 13 años de ejercer como oftalmólogo.
Como vecino lo que destaca de su vida, es que no tiene una fórmula secreta para vivir plenamente y contribuir a construir una Guatemala mejor, sin embargo hoy nos cuenta un poco más acerca de sus secretos para llevar una vida plena.
Lo primero que se necesita es esfuerzo
Siempre he trabajado desde que soy estudiante, no fue que nací y ya era oftalmólogo, me llevo tiempo, esfuerzo económico y sacrificio el culminar una formación. Y eso a la vez yo lo llamo suerte porque cuando ves estadísticas en nuestro país tener la oportunidad de estudiar, solo con eso ya tienes una gran ventaja, de la cual yo me siento en deuda con la gente, explica Ogáldez.
No se puede vivir sin ayudar a los demás
Desde pequeño crecí con la educación de mis padres y uno de los valores que siempre me enseñaron fue el de compartir. Desde que soy profesional, nunca he dejado de ayudar a las personas, he servido a pacientes de escasos recursos, y constantemente participo Con el Club de Leones en jornadas medicas departamentales, es las cuales muchas, se realizan a un costo mínimo solo para cubrir los insumos y otras hasta nos toca colaborar, en jornadas autosostenibles.
Ahora tengo la oportunidad de ayudar a más personas, en Visualiza cuento con equipo y métodos que hacen los costos más bajos y eso a la vez se traduce en ayudar a más personas, para que tengan una idea lo que esta clínica opera en un día, otros lugares quizá lo hará en un año, sin duda he de ser una de las personas en Guatemala que más opera cataratas.
Nunca dejes de estar agradecido
El ritmo de la vida nos envuelve en una atmosfera que hace que olvidemos las cosas simples de la vida. Buscar superarnos y mejorar constantemente nunca va ser malo, pero si puede distraernos de las cosas importantes.
Recuerdo un paciente mayor de 80 años en una jornada de voluntariado, era ciego bilateral, así que no podía ver. Al día siguiente cuando llego para revisarlo, llevaba un cuadro abrazado entre sus brazos, algo muy importante, lo primero que pensé es que era imagen religiosa, algún milagro; la cirugía salió muy bien y lo primero que hizo fue ver la imagen, al preguntarle por ella, era la foto de la esposa que había fallecido hace como 10 años, y al verla mencionó; “Ya no me acordaba de ella”, pudo conocer a sus bisnietos, y logro vivir viendo los últimos años de su vida.
No me siento superior a los demás por ser médico, me llena ayudar a las personas, la satisfacción personal si existe y es algo que no se compensa con dinero.
Llega un punto en la vida en la vida en la que el dinero no es tan importante, como esa sensación de ser útil, en la vida, me siento afortunado, de poder ser yo la herramienta que le da la oportunidad de dar de nuevo vista al ciego. Y creo que todas las personas tienen ese don de ayudar a los demás, concluyó Edgar Ogáldez.
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