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Fabiola ha dedicado la mayor parte de su tiempo a buscar animalitos abandonados y maltratados, para darles la esperanza de una vida mejor.
¿Cómo surgió tu deseo de ayudar a los animales?
Me motivé al ver su sufrimiento, al identificar que la mayoría de gente no se preocupa por ellos. Al cuidar y proteger un ser vivo, uno crece más atento a las necesidades del entorno. Ellos son una compañía, te dan amor, te sacan sonrisas. Es una bendición de Dios contar con los animalitos. ¡No saben lo que se pierden!
¿Cuál ha sido el caso más duro que has enfrentado?
He tenido muchos casos que me han sacado las lágrimas. En una ocasión, rescatamos una familia, una perrita con sus cachorros. Estaban en un estado catastrófico, los cachorros tenían sarna; les brindamos la atención de veterinarios certificados y se recuperaron. He tratado con animalitos agredidos y abandonados en distintas situaciones de gravedad.
¿Cómo organizas tu tiempo para ayudar?
Me dedico a la publicidad, soy diseñadora gráfica. Tengo una empresa de publicidad y mercadeo, por lo que manejo mi tiempo, pero puedo decir que la mayor parte de este lo dedico a rescatar animalitos de la calle.
“Cuando uno recoge un peludito en la calle, se crea un vínculo. Son cosas que no tienen precio, y lo pienso hacer por el resto de mi vida”, asegura.
¿Cuántos peluditos han pasado por tu vida?
En el tiempo que llevo realizando esta labor, he tenido más de 350 animales a mi cargo. Ahora tengo 38 que dependen de mí para comida, limpieza, atención veterinaria como castración y vacunas y todas sus demás necesidades. Actualmente 17 viven en mi casa.
¿Cómo se puede disminuir la cantidad de animales abandonados?
Hay formas de evitar la sobrepoblación en nuestro país, no reproducirlos es la principal; tenemos doctores profesionales que nos apoyan en jornadas de castración. Si todos tomáramos conciencia de esto, podría ser una solución factible.
¿Cómo motivarías a otros a ayudar en esta labor?
Yo los invito a probar la experiencia de rescatar a un animalito, en caso de poder tenerlo en su casa, cooperar con donaciones o ayudar por medio de las redes o fundaciones. ¡Hay muchas formas de colaborar!
Van a cambiar su vida, van a saber qué es amar y recibir amor, como lo hago yo. Estoy feliz de que Dios lo haya puesto en mi corazón.
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