Portada
La vida de un bombero es la de un héroe sin capa, el guatemalteco de 49 años ha brindando su servicio como Bombero Voluntario por 28 años aproximadamente. En 1988 ser ambulante consistía en apagar incendios, hoy comenta que pensaba que era una tarea sencilla, pero es lo contrario.
Actualmente se encuentra en la Compañia 100 de Bomberos Voluntarios de San Cristóbal“Todo inició con un curso que recibí en mi pueblo, San Juan Sacatepéquez, debido a la necesidad que tenía la gente. Fue en 1989 cuando me decidí a recibir el taller para bomberos, que por aquel tiempo duraba 10 meses. En ese momento fui sacando mis turnos de voluntariado ad honorem, 8 horas diarias, luego pedí mi traslado a la capital como guardián permanente de la Tercera Compañía”, comenta Culajay.
“Me encuentro en la Compañía 100 de Ciudad San Cristóbal desde el 2016, sabemos que es un territorio tranquilo, y me hace feliz ayudar a esta comunidad”, expresó José.
El bombero recuerda una anécdota que resalta en sus 28 años de experiencia. Uno de sus primeros servicios fue a un niño que se había caído de un árbol, a quien en la caída, se le insertó una rama en la cabeza, que le salió por la frente. Tiempo después, le tocó ir al mismo lugar del incidente, esa vez por el caso de una señora, y en ese momento, se le ocurrió preguntar por el niño; y se llevó la grata sorpresa de saber que ahora estaba asistiendo a la esposa del niño que ayudó aquella vez.
Otro caso remarcable fue su trabajo en El Cambray, donde estuvo por más de 72 horas, rescatando familias completas. José indica que un bombero primero debe ser humilde, y saber cómo actuar en los momentos de tragedia.
Tiene 5 hijos, de los cuales, 2 varones ya son Bomberos Voluntarios, y otro se encuentra cursando el entrenamiento, pues su padre es una inspiración para la familia.
Te puede interesar:
