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Loren y Héctor tienen una familia llena de amor que ha logrado equilibrar el emprendimiento de un negocio propio, con innovaciones y satisfacción personal.
Todo inició gracias a los planes de Dios, pues son misteriosos y uno a veces no los comprende. La economía de los recién casados se vino abajo y en busca de un trabajo, Héctor se encontró en una finca de ganado lechero. “Él estaba feliz de estar ahí, era el trabajo de sus sueños, sin embargo, a mí me iban a trasladar y tenía que elegir si irme a Izabal o a Ciudad Vieja, entonces tuve que renunciar”, comenta Loren.
¿Cómo empezó la idea del emprendimiento?
En el trabajo de Héctor empezaron a dar cursos sobre procesamiento de leche y a mi suegra se le ocurrió la idea de participar, ella en el de quesos maduros y yo en el de yogur, no muy contenta pero sí obediente, decidí realizar mi propio yugur y aunque no me gustaba mucho, el mío me encantó. Mi hermana empezó a llevarlo a su trabajo, generamos clientes y comenzó el crecimiento.
¿Qué los hace diferentes de los demás?
El proceso, nosotros nos tardamos entre 3 y 4 días para preparar el yogur, lo dejamos madurar a su tiempo, no aceleramos el proceso de ninguna forma, depende del clima y eso nos da la consistencia y el sabor que queremos, como la cremosidad y la acidez, que hace la diferencia, y la mermelada que también realizamos nosotros.
¿Cuántos sabores ofrecen?
Hemos impreso novedad e innovación en nuestro producto y ahora contamos con 16 sabores, todos naturales; preparamos nuestras propias mermeladas, la mayoría de frutas son de fuentes conocidas, tenemos las mezclas tradicionales, y distintas que hemos ido probando conforme se nos van ocurriendo.
¿Actualmente tienen otro trabajo?
Sí, Loren es asesora en una finca de aguacate y va dos veces por semana, yo trabajo en la producción de hongos; el yogur lo hacemos después del trabajo y los fines de semana en los Farmer’s Markets.
¿Qué objetivos tienen en el negocio familiar?
Queremos desprendernos del trabajo, en 1 año y medio empezar a generar empleo y en 2, dejar el trabajo en el que estamos y dedicarnos solamente a nuestro producto artesanal 100% natural.
¿Cómo distribuyen el tiempo con la familia?
Anteriormente mi hijo Marcelo de 6 años me dijo que no pasaba tiempo con él, que me interesaba más el trabajo y eso me marcó mucho, cada día intento hacer un cambio. Ha sido complicado, pero nos hemos turnado.
En las tardes yo preparo la cena a mis hijos y realizamos las tareas, los fines de semana los niños están con su mamá, también procuramos organizarnos bien para pasar un día entero como familia, comenta Héctor.
¿Han tenido alguna dificultad?
Ha habido ocasiones en que hemos pensado en tirar la toalla, pasé 3 años buscando trabajo sin encontrarlo, y solo subsistíamos gracias al yogur, ya teníamos un niño en el colegio, pero nunca nos faltó qué comer.
Cada vez que la gente lo prueba, dice “qué rico”, y eso nos anima a seguir adelante, esas son las cosas que nos motivan. A pesar del cansancio, es satisfactorio saber que los clientes son fieles y hasta se vuelven amigos. Nos han apoyado un montón.
¿Han ayudado a la comunidad de alguna forma?
Sí, cuando nos hacen los pedidos siempre hago un poco más por si acaso, pero a veces no se vende, entonces lo que hacemos es regalarlo a personas necesitadas, dice Loren.
¿En dónde los pueden encontrar?
En Facebook como Yogubliss. Por teléfono al 5193-1057 o al correo yogubliss@gmail.com.
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