Durante la época de Semana Santa en Guatemala, las principales calles del centro histórico son testigo del folclor y tradición con dos de sus principales expresiones inconfundibles y únicas: La procesiones que representan la Pasión de Cristo y sus inconfundibles y deliciosos platillos típicos que se preparan en esta época los cuales se pueden degustar en las calles aledañas a las distintas iglesias.
El historiador Fernando Urquizú comentó que los platillos típicos están relacionados con el calendario litúrgico de la Semana Mayor.
“La gastronomía de Guatemala la relacionamos al calendario litúrgico, desde Jueves, Viernes y Sábado Santo. En la antigüedad no se hacía comida, por lo que las mujeres cocinaban con tiempo platillos como el pescado seco”, expresó.
Añadió que una de las costumbres de la Cuaresma y la Semana Santa que aún están presentes en el país es no comer carne roja el Viernes Santo y sustituirla por pescado, explicó. “El Viernes Santo es un día de respeto, por ello los feligreses católicos incluyen el pescado en su comida, como símbolo de penitencia”, explicó. Otro de los platos que destacan en esta época es el bacalao a la vizcaína.
“El pescado a la vizcaína es una receta que se prepara con pescado seco envuelto en huevo”, dijo el chef guatemalteco Gerardo Carranza.
También se acostumbra comer encurtido de verduras que se prepara con vinagre como ingrediente básico.
Las tortas de Semana Santa también ocupan un lugar especial para estos días y como bebida de temporada está el refresco de súchiles, hecho a base del fermento de la cáscara de piña, maíz amarillo tostado, panela, anís, pimienta gorda y jengibre.
Urquizú destacó que el fervor católico que se vive en la Guatemala actual tiene tintes “casi mágicos y místicos” que se deben al sincretismo entre la religión maya y la doctrina católica, es decir, combina elementos que datan de la cultura maya y del catolicismo impuesto por los españoles en la Época de la Colonia.
Postres
Otras comidas importantes de la época son las empanadas de manjar de leche y de verduras.
Los postres son las conservas de frutas, los garbanzos en dulce y los molletes rellenos de crema, pasas y vino dulce o de manjar con base de leche y fécula de maíz.
Las torrejas y molletes son dos de los postres con más tradición en el país, por su característico sabor y olor.
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