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El cine guatemalteco cobra más fuerza gracias a las grandes producciones que se realizan en los últimos años.
Después de estudiar Ciencias de la Comunicación en la universidad, el guatemalteco Jayro Bustamante, de 43 años de edad, empezó su carrera como director de anuncios publicitarios en la agencia internacional de Ogilvy & Mather, para posteriormente estudiar Dirección en el Conservatoire Libre du Cinéma Français de París, y Escritura en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma.
En 2009 regresa a Guatemala y funda “La Casa de Producción”, junto a Marina Peralta, empresa con la cual ha producido la mayoría de sus películas, como Usted (2009), Temblores (2019) y el documental Au détour des murs, les visages d’une cité (2010).
En el año 2015 despierta su reconocimiento con Ixcanul, película que le dio el pase internacional para convertirse en el primer director guatemalteco con una película seleccionada en la competencia oficial del Festival de Cine de Berlín. La cinta recibió varios reconocimientos en festivales a nivel mundial; también estuvo nominada a los Premios Fénix en las categorías de Largometraje de ficción, Fotografía de ficción, Diseño de arte, vestuario y sonido.
Un retrato de la trágica historia de Guatemala
La Llorona es la última producción de Bustamante y está en la cartelera guatemalteca desde el 12 de marzo. En ella presenta un retrato de la trágica historia de Guatemala y sus heridas abiertas, inspirada en el legendario cuento popular del mismo nombre.
“Trato de mezclar varias historias, como las matanzas durante la guerra civil (1960-1996) en el país o el caso del expresidente Efraín Ríos Montt, condenado por genocidio y después salvado por la anulación de la sentencia”, explica el productor guatemalteco.
El guion de la película
La Llorona narra la historia de Alma, una mujer indígena que fue asesinada cuando veía cómo sus hijos eran ahogados durante un ataque militar a su pueblo. 30 años después, en Guatemala se lleva a cabo el juicio por crímenes de lesa humanidad y el general Enrique es enjuiciado, pero resulta absuelto tras declararse nula su sentencia. Luego, los fantasmas del pasado, por los hechos que cometió, lo atormentan. Entre ellos está Alma, quien se mezcla con el mundo de los vivos para buscar justicia por sus hijos y por el pueblo indígena.
Concluye la trilogía
El director explica que con este filme da por terminado su triplete de películas acerca de los insultos que causan discriminación en el país: “Ser indígena, con Ixcanul; pertenecer a la comunidad LGBT, con Temblores; y ser comunista, con La Llorona”.
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