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Cuando tenía 15 años, Víctor González inició una trayectoria exitosa en el atletismo, y con pasión y dedicación ha logrado importantes triunfos.
“Vivir cada segundo de mi vida como si fuese el último”, es lo que piensa Víctor González, un fraijaneco de corazón, quien ha representado a su municipio y a Guatemala en el extranjero.
Desde mi niñez, mi madre me inscribía en las carreras, y mi tío me daba ese empuje hacia este maravilloso deporte, nunca me imaginé tener pasión por él y lograr convertirme en un atleta profesional.
¿Cómo es la vida laboral de Víctor?
Anteriormente era profesor de Educación Física en un instituto, ahora trabajo como Preparador Físico del equipo de Fraijanes de la segunda división, sin perder el enfoque de lo que me entusiasma, que es correr.
Con mi trabajo he logrado ganar carreras importantes en Guatemala, también obtuve tres medallas de oro en Costa Rica. He tenido la oportunidad de viajar a Estados Unidos, Perú, México y Rusia, en donde he recibido varios reconocimientos, también me otorgaron un premio de la excelencia, entregado por la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG).
¿Qué metas se ha propuesto?
Mi principal meta es seguir preparándome para clasificar en los próximos Juegos Olímpicos, motivándome con el apoyo que me brinda mi familia. A largo plazo me veo como entrenador de atletismo, para seguir formando las nuevas generaciones del municipio de Fraijanes y de la ciudad de Guatemala, también quiero seguir representando al país con orgullo.
¿Una frase para motivar a los jóvenes?
En lo personal, lo que a mí me ha motivado es luchar por mis sueños, pues con esfuerzo y dedicación, lograrás tus metas; en una expresión que tal vez siempre escuchen, pero cuando la aplicas en tu vida, logras cosas grandiosas.
¿Puedes relatarnos alguna lección aprendida durante el entrenamiento?
La experiencia que dejó marcada mi vida y aún la tengo presente, es cuando me preparaba para los juegos en Costa Rica, me encontraba en un campamento de entrenamiento en Xela, y mi entrenador me señaló que tenía que subir el volcán. Mi estrategia fue irme despacio, porque sabía que el entrenador se había quedado abajo, me sorprendí al llegar a la cima, porque allí estaba él.
El castigo fue hacer cuatro veces más de lo que me correspondía, dejándome de enseñanza que siempre hay que ser disciplinado, mejorar en cada entrenamiento y estar enfocado en lo que se realiza. A raíz de ese entrenamiento, dos semanas después logré ganar las tres medallas de oro en Costa Rica.
