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¡Qué viva la música! Ethel Batres siembra música en los corazones

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“No importa dar pasos pequeños, sino que logren den fruto”.

Desde muy pequeña, Ethel Batres tuvo el estímulo de sus padres en la pasión por la música, lo cual sumado al temor de Dios, son los principales valores que le han heredado sus padres.

¿Cómo nace el amor por la música?

Mis padres eran maestros muy creativos y amaban la docencia. Entonces tuve un estímulo muy fuerte en mi casa. Teníamos todo lo que se requiere, no me refiero a lo económico, yo estudié en una escuela pública.

Mi padre era maestro de matemáticas y recuerdo que para divertirnos nos hizo un reloj de sol en una pared de ladrillo, y mi madre nos contaba cuentos y tenía una voz muy bella.

Empecé a estudiar a los 5 años, y cuando tenía 8, la maestra de música le mandó una nota a mi mamá, diciéndole que tenía facilidad musical y que me inscribieran en el Conservatorio Nacional. Me compraron un piano pequeño, de ocho teclas, para una Navidad con el cual sacaba, según yo, todas las canciones.

¿Cuál es su formación académica?

Luego de que me inscribieron en el Conservatorio, salí de la primaria y en tercero básico me expulsaron por firmar un escrito que hicieron unos amigos para sacar al director, él dijo “todos lo que firmaron se van”.

A los 14 años me tocaba el diversificado, entonces me puse a llorar todas las vacaciones hasta que mi papá llegó diciendo que había visto un anuncio de la Escuela para Maestros de Música.

Pero mi padre me dijo que estudiara magisterio en el INCA y Magisterio de Música en la noche, pero también descubrí que podía estudiar Magisterio Preprimaria, entonces saqué las tres carreras y luego estudié en la universidad una licenciatura en Letras.

¿Cuándo inicia su etapa de maestra?

Impartí clases durante 18 años a nivel preprimaria, primaria y diversificado, también en la Universidad Mariano Gálvez. Luego llegó un programa de becas que permitía que los profesores universitarios fueran a España a recibir un curso para ser profesores en Lengua Española. Al regresar a Guatemala estudié una maestría en Literatura Hispanoamericana y un doctorado en Investigación Social.

Estudié en paralelo en el Conservatorio, piano, flauta traversa y los cursos que uno debe de llevar en el pénsum. También un curso que se llamaba Arte Escénico.

Con el paso del tiempo y por la voluntad de Dios, empecé a viajar sin un centavo en la bolsa y de repente me transformé en conferencista internacional y asesora para ministerios y lugares de arte.

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¿Cuándo inicia con la música?

En mi familia somos de tradición evangélica, en esta iglesia se fomenta la música y las artes, entonces siempre estuve en el coro de la iglesia, en el grupo musical y en la escuela dominical a los 13 años era maestra.

Todo se complementó cuando viajé a España, había un anuncio de la Asociación Española de Educación Musical, ahí me pasaba todas las tardes, aprendiendo nuevas canciones y haciendo amigos, un mundo diferente al que yo conocía.

Viajé a Costa Rica a un congreso y ahí llegué a una institución llamada Foro Latinoamericano de Educación Musical (FLADEM). Ahí, una de las pedagogas más importantes del mundo, la argentina Violeta de Gainza recibió un libro que yo había escrito, lo leyó y a los días me invitó a ser parte del siguiente foro.

¿Cuáles han sido sus logros a lo largo de su carrera?

Trabajé como reportera para la Editorial Piedra Santa y hasta la fecha sigo trabajando para ellos.

Con FLADEM, conformamos un equipo que brinda capacitaciones a nivel nacional y realizamos congresos a nivel internacional en Guatemala. Sin gastar ni un centavo, hospedando a los asistentes en nuestras propias casas.

Cuando regresé de España, en 1987, me reuní con unos alumnos que se acababan de graduar de maestros para que habláramos de educación musical y ahí se le dio vida al proyecto Viva la Música. Se implementó en el Conservatorio en 1997, y aún existe.

Fui invitada a proponer el Programa de Iniciación Musical Infantil (PIMI), del Conservatorio Nacional.

He participado en cursos, congresos y seminarios, como asistente, tallerista o conferencista en México, Venezuela, Argentina, Cuba, España, Chile, Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos.

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